Actuación ante las alteraciones: El paciente violento y
descompensado
La mayoría de los sujetos violentos no son enfermos mentales
propiamente dichos, sino personas que ante determinadas circunstancias
responden con una conducta violenta, asociada en ocasiones a un abuso de
alcohol o drogas. Los trastornos mentales mayores no son causa importante de
conducta violenta, excepto algunos casos de psicosis aguda en los que es
inevitable la contención física
Sospecharemos que el sujeto podría desarrollar un
comportamiento violento cuando:
- Habla de forma grave, amenazante
y vulgar.
- Tiene mucha tensión muscular; por
ejemplo, se sienta al borde de la silla o tensa los brazos.
- Le resulta imposible estarse
quieto, está intranquilo, con desconfianza.
- Golpea o abre y cierra puertas, o
repiquetea constantemente con los dedos en los muebles.
- Presenta una actitud irritable y facilidad para discutir con los que le rodean, llegando a amenazar de palabra.
Causas
que motivan las agresiones en los centros sanitarios
Tensión motivada por las largas
esperas (ya sea en las consultas o en las salas de espera)
Diagnóstico previsto por el
paciente.
Intentos de conseguir tratamientos
o medicamentos.
Intentos de obtener bajas
laborales fingidas.
Estas bajo los efectos del alcohol
o drogas al acudir a la consulta.
Resentimientos debidos a algún
diagnóstico anterior equivocado, real o ficticio.
Normas de actuación ante un
paciente violento:
Si el paciente no está agresivo y
permite recibir ayuda, intentamos calmarlo, hablando con él.
Si el paciente es abiertamente
combativo y violento o empuña armas, el hablarle podría encolerizarle más aún,
por lo que se deberá recurrir a la contención física con arreglo al siguiente
método:
ü
Deben
realizarla cinco personas por lo menos que, mediante un plan preestablecido,
sujetarán uno la cabeza y los otros cuatro un brazo o una pierna cada uno; la
acción se ejecutará a la voz de ¡YA! de
uno de los participantes.
ü
Se
deberá actuar cuando el sujeto está distraído, procurando que otros le
distraigan; las cinco personas que van a inmovilizarle lo deben hacer al mismo
tiempo.
ü
Las
ataduras de cuero son las más seguras (bandas, cinturones, etc.) y deben ser
comprobadas periódicamente. Las ataduras con cabos también son eficaces, aunque
se vigilará que éstos no sean tan finos que pudieran lesionar al paciente en el
forcejeo, y que el nudo no apriete tanto que comprometa la circulación
sanguínea.
ü
No
retirar las ataduras salvo en presencia de personal suficiente para volverlo a
reducir si sigue forcejeando.
ü
Explicarle
entonces con tranquilidad al enfermo la razón de la contención.
La provincia registró 128 agresiones a profesionales de
la sanidad en 2017
La provincia de
Cádiz registró el año pasado 128 agresiones a profesionales de la sanidad, 25
de ellas físicas y 103 no físicas. Los datos han sido proporcionados por el
sindicato de enfermería Satse, que ha lanzado una campaña de sensibilización
bajo el lema #Stop agresiones. Nada justifica una agresión. Con ella pretende "acabar con un grave problema que
está creciendo en los últimos años en Andalucía", que en 2017 anotó 1.115
agresiones, de las que 285 fueron físicas.
El número de agresiones descendió en Cádiz el año pasado respecto a
2016, cuando fueron contabilizadas 134 (28 físicas, 106 no físicas). Pero en
Andalucía aumentaron un 38,35%: en 2016 fueron anotadas 1.000.
Por provincias, los datos recogidos por Satse indican que Sevilla es
la que registró durante 2017 el mayor número de agresiones, con 242 (67 de
ellas físicas), seguida de Málaga con 221 y el mayor número de agresiones
físicas con 83, Córdoba 145 (28 físicas), Cádiz (128), Jaén 125 (10 físicas),
Huelva 95 (12 físicas), Almería 83 (30 físicas) y Granada con 76, de ellas 30
físicas.
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